En un espacio destinado al comercio, todos los
elementos que ayuden a la buena visualización y acceso al producto son
indispensables. Las texturas, los colores, la iluminación, el orden del
mobiliario son piezas claves dentro de la adecuada acogida por al público del
producto. Es por esto que es importante tener un balance correcto y una
adecuada distribución de las variables que pueden ser modificables, para así
brindar a todo el entorno una estética funcional.
Para llevar a cabo todo lo anteriormente mencionado, es
indispensable tener en cuenta grandes factores como son la espacialidad (incluyendo en ella toda la estructura); la distribución de los elementos
disponibles, la intención o destino que posee el espacio, entre otras.
Dentro del análisis de estructuras es importante tener en
cuenta, la arquitectura y función principal de cada uno de los elementos
dispuestos, es indispensable recordar que la mayoría de elementos dispuestos no
son de libre manipulación, con esto se refiere a bigas y paredes de sostén por
ejemplo; es entonces cuando se deben activar zonas que resultan frías a causa
de piezas arquitectónicas inmovibles, mediante módulos atractivos, apoyo del
personal de venta o secciones que por sus productos sean llamativas por si
solas.
Con base a estas explicaciones se propuso un trabajo en el
que se debía distribuir de la mejor manera cada una de las secciones
pertenecientes a un supermercado, en un espacio dado mediante un plano; este contenía
las entradas y puntos como hornos y neveras. Este ejercicio debía tener en
cuenta para su desarrollo, el recorrido deseado que realizarían por los
consumidores, la seguridad de los productos ante posibles robos, el fácil
acceso a puntos de pago, y activación de zonas frías.
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